Feb 26, 2009

Tabula Rasa

Manejaba en el periférico el Sábado a medio día, creo que había algún examen de la UNAM así que había un tráfico bestial. Mucho sol, poco movimiento. Ni siquiera iba a algún lugar muy interesante per se, iba en rumbo al lugar donde hago mi servicio comunitario (además debía hacer horas extras por que no fui el Miércoles anterior [w/e]). Me puse mis gafas oscuras y puse un CD con contenido miscelaneo que quemé en diciembre. Regularmente un viaje en dichas condiciones es abrumadoramente inconsecuencial, este no lo fue.

Las interacciones humanas que hay en dichos periodos de congestión automovilística usualmente se limitan a insultos y bocinazos. Aunque yo manejaba de forma pasiva ya estaba bastante hastiado, así que puse el track de Opeth que tenía en ese disco. Como usualmente hago manejando en el tráfico, comienzo a practicar algo así como “batería de volante”, usando al volante del automóvil para replicar los beats de la música que estoy escuchando, finalmente no hay mucho que uno pueda hacer durante esos trayectos. Para mi sorpresa alguien más notó que yo estaba haciendo esto.

Una niña de alrededor de 8 años iba en los asientos traseros del carro de enfrente, me estaba viendo. No lo había notado, pero ella estaba imitando mis acciones, usando el respaldo del carro como batería (a pesar de que seguramente no sabía lo que estaba haciendo). Me quité las gafas, sonrió y se volteó. ¿Qué podría hacer que una inocente niña interactuase con un tipejo que escuchaba metal? El resto del viaje encontré una paz que no había encontrado en mucho tiempo.

 

EDIT. Ahora tengo paz por otras razones. Hace rato nació mi sobrina Isabella, no puedo esperar para conocerla.

2 comments:

  1. Las pequeñas cosas a veces son las más grandes Maniel...

    ReplyDelete
  2. Me encanta cuando pasa eso, no lo entiendes, pero algo (de naturaleza extraña) sabe k lo necesitas bueno al menos a mi asi me pasa...
    Tu lo necesitabas?
    Atte. Ganza Manza

    ReplyDelete