Quería escribir un poco sobre mi abuelo. No me pareció tan buena idea escribir justo al momento de su partida, así que mejor lo hago en su cumpleaños 89, hoy 24 de julio.
De mi abuelo hay muchos recuerdos y miles de historias. El cuento de su vida vive en la memoria colectiva de nuestra familia, quizás algunas cosas no sean particularmente ciertas, pero me gusta pensar que mi abuelo tuvo una vida extraordinaria.
Su nombre: Francisco González Ordóñez. Se supone que también se llamaba Antonio, pero perdió el nombre quiensabedonde. Desde que tengo memoria, siempre fue conocido como Don Paco.
Don Paco fue un gran futbolista. Allá entonces cuando el jugar fútbol no daba para comer, mi abuelo portó la camiseta del América y de la selección mexicana. (Casualmente él detestaba al América, él más bien le iba a las Chivas y a lá Máquina). Cuando podía nos relataba sus aventuras y sus partidos, de rivales como Uruguay, El Salvador, Venezuela o el mismísimo Brasil. Me contó que en uno de sus partidos internacionales, uno de sus compañeros de equipo le preguntó: “¿Por qué no estás asustado?” - Paco respondió sonriente, “¿Qué tienen esos brasileños que no tenga yo? Tienen dos piernas, tienen dos brazos. Yo también los tengo.” Una verdadera lección de fuerza.
Siempre tuve la ilusión de jugar fútbol con él, pero allá cuando yo era más pequeño, él no podía caminar muy bien. Se supone que cuando era más jóven, se lanzó de una gran altura y el impacto le provocó un desgaste en una pierna (o algo así dice la historia). Finalmente le pusieron una prótesis de fémur por ahí del 97. Pero no se crean, mi abuelo si llegó a tirarme unos buenos balones en el patio de su casa, allá cuando yo jugaba de portero en la primaria. Una media horita de balonazos que atesoro con todo mi ser.
Hace como un año lo invité a uno de mis partidos de fútbol rápido. Fue un amuleto de buena suerte. Ese partido lo ganamos 11-3 y de metí dos goles (uno de los cuales, extrañamente, lo metí con la panza). Todavía recuerdo que gritó “¡BABOSO!” cuando fallé un tiro (que hasta la fecha veo como un remate complicado), creo que no sabía que fui yo el que dio tal cabezazo fallido, pero igual era de admirarse su pasión futbolera – se metía de lleno a todo partido que veía. Si veía a mi abuelo en algún fin de semana, siempre me comentaba sobre los partidos. Con una picara sonrisa me decía: “Otra vez le dieron de comer al América” (cosa que pasa muy seguido).
Y aunque la vida de mi abuelo giró en gran parte en torno al fútbol, su verdadera pasión fueron sus nietos. A todos nos veía con tanto orgullo y nos cuidaba con tanto cariño. En las fotos que he visto, él siempre se ve increíblemente alegre de llevar en sus brazos a mis hermanas y a mi.
Cuando estaban construyendo la casa en donde actualmente vivimos, estuvimos quedándonos con mis abuelos, no muy lejos de aquí. Mi abuelo todas las mañanas me preparaba mi leche con chocolate. Dicen por ahí que un día entró a la recámara sin mi leche… y se armó la gorda. Salió disparado a prepararme mi trago achocolatado.
El destino me llevó a sentarme junto a él en la mayoría de las comidas familiares, a quedarme con él mientras las mujeres salían de compras, a disfrutar de su gusto por los postres. Siempre que se le antojaba algo decía “¿No quieres un heladito?” o “¿No se te antoja un pastelito?” La última vez que fui con él a perisur le conseguí un helado de vainilla del Italianni’s. Ese día me contó de como una chica desconocida había llegado a besarlo, tan guapo que era él.
Y así como él me gritó “¡BABOSO!”, mi abuelo nunca escondió sus molestias, lo cual era particularmente extraño porque nunca se quejó por sentirse enfermo. Vivió 88 sin realmente ir a un chequeo médico. Siempre se sintió bien, su corazón siempre fue jóven, siempre fuerte. Y así lo recordaré siempre.
Me encantaría ser tan fuerte como él. Todavía tengo mucho que aprender de su vida. Me hace mucha falta.
Descansa en paz Don Paco. Hoy me dijiste que ya estás bien.
Espero hayas visto mis 4 goles el miércoles pasado, fueron todos para ti.
1921-2010
Extraordinario el post. Una pena lo de Don Paco señor, lo lamento.
ReplyDeleteAwrr... que bonito post.
ReplyDeleteLloré tantito... y también me reí.
Al Paquito lo extrañaremos, pero nos dejo momentos bien bonitos